viernes, 26 de septiembre de 2008

26 de Septiembre (I) - Levitando en el tren nocturno

Empezando por el final, me encuentro en un manga kissaten de la zona de Ueno, con precios decentes, escuchando música electrónica japonesa (muy chula) mientras aprovecho para escribir esta entrada, casi a medianoche. Hoy me he encontrado con Paula y Mariana (en la foto, las dos pizpiretas) y mañana quedaremos a las 10:00 así que me puedo permitir el lujo de escribir un rato más por la noche.


Esta mañana he vuelto a visitar Akihabara, la ciudad electrónica, en busca de más tiendas de manga. Me ha sorprendido muchísimo encontrar, a primera hora de la mañana, colas de personas esperando para entrar a las tiendas manga (Animate, Comictoranoana..), y más aún, colas para entrar a los locales de pachinko. En algunos casos dando la vuelta al edificio.

Explico cómo funciona lo del pachinko porque es curioso. El pachinko es el equivalente a las tragaperras en España. En Japón, la ley prohíbe los juegos de azar con dinero, por tanto, el pachinko se juega con unas bolas de metal que deben recorrer un circuito por la maquina. Cuantas más bolas realicen el circuito consecutivamente, mayor será el premio, siempre en especie. Esto tiene truco ya que a la salida de los locales de pachinko hay otros donde se pueden intercambiar los premios por dinero, y de esta manera se esquiva la ley.

Después de visitar algunas tiendas más, cambié ligeramente mis planes para visitar el distrito de Roppongi, que sólo podremos ver mañana después de cenar. Más concretamente, visité el promocionado complejo Roppongi Hills. Esta zona en pleno centro fue diseñada como moderno centro de ocio, con jardines, centros comerciales, cines, auditorios... me di una vuelta por varios de los circuitos que propone y entré en el rascacielos. Es otro aspecto más de la ciudad, un lugar pensado para el ocio cosmopolita, sobre todo de clase media-alta.

Finalmente y haciendo un poco de tiempo para esperar la llegada de Paula y su prima Mariana, estuve por el distrito centro, en los jardines imperiales. Estos jardines están sobre el antiguo castillo de Edo pero para mi desgracia cierran los lunes y los viernes, así que sólo pude ver los puentes sobre el foso, que no están mal. Los jardines es lo único que se puede visitar, de todas maneras, ya que el recinto del palacio imperial está cerrado todo el año, salvo para el cumpleaños del Emperador.

Cuando me encontré con Paula y Mariana ya era tarde para los estándares aqui (casi las diez de la noche) pero aun así la vida nocturna apenas si estaba arrancando. Ahora sí que me ha parecido que los tokiotas ríen mas, supongo que mucho tendrá que ver el alcohol que habrán tomado. Hemos dado una vuelta por Ginza iluminado, esquivando ejecutivos tambaleantes y grupos animados que salen y entran de locales. Bajo las vías del tren hay muchísimo bullicio y mesas en la calle.

De vuelta a casa hemos cogido uno de los últimos trenes y como era de suponer estaba superabarrotado. Por primera vez he sentido presión para entrar a los vagones, se empuja con el cuerpo, sin mala intención pero sin contemplación alguna. Los viajeros oscilábamos como una pequeña marea con las paradas y acelerones pero no había nada que hacer, tan apretados estábamos. Paula y Mariana estaban escandalizadas y un poco acojonadas, yo estaba muerto de risa, y es que a mí los empujones y el hacerse hueco no me supone ningún esfuerzo, supongo que los años de jugador de baloncesto me han dejado esa impronta. Por supuesto, esto sería menos divertido de sufrirse a diario, alguna pega tendrán que tener los tokiotas..

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ah, de haber sabido que era ese el sentido del pachinko a lo mejor habría perdido 1000 yenes en algo más de un minuto, quién sabe, a lo mejor habría aguantado 2 minutos!