miércoles, 19 de noviembre de 2008

Anime

Por anime se entiende el término usado para referirse a las películas de animación, antiguamente dibujadas a mano y en épocas recientes por ordenador. Es un estilo único, que se ha extendido por todo el mundo y que ha dado origen, por ejemplo, a las modernas películas de la factoría Disney.

Tienes anime en gran formato (películas), en series o capítulos, y en papel pasado a manga. Hay un seguimiento tremendo de las series de anime en Japón, similar al del manga, y en menor medida de las películas, que se suelen crear a partir de algún manga de éxito, mucho más numerosos y baratos. Aquí voy a hablar de las películas y más adelante hablaré de anime y manga.

El gran boom de las películas de anime fue Akira. Está basado en un larguísimo manga de Katsuhiro Otomo, y narra la historia de Neo Tokyo, ciudad reconstruída tras una explosión nuclear que provocó la Tercera Guerra Mundial. En esta ciudad los dos protagonistas, delincuentes que pertenecen a una banda juvenil, se ve envuelto en una trama de investigación genética del gobierno cuyo centro es el misterioso Akira, del que nadie sabe nada pero cuyos orígenes encierran el secreto de la humanidad, y una terrible destrucción. La trama, como muchas otras al gusto japonés, es enrevesada y oscura, proporcionando poca información al espectador y haciendo muy difícil seguir el argumento. Desde el punto de vista visual, sin embargo, es impactante, y muestra que las películas de animación sólo se encuentran limitadas por la imaginación.

Los estudios Ghibli se están haciendo con una posición predominante en este mundillo con grandes películas como El viaje de Chihiro, El castillo ambulante o La princesa Mononoke, todas ellas producidas por Hayao Miyazaki. Todas ellas tienen como base el folklore japonés y aunque formalmente están dirigidas para el público infantil, sus personajes no se adaptan a los cliclés convencionales y los temas abordan cuestiones complejas como la relación del hombre con la naturaleza o la tecnología.

En El viaje de Chihiro, una niña pequeña pierde a sus padres y se encuentra en un mundo distinto, en el que los seres mágicos y espíritus del folklore japonés habitan una antigua casa de baños. La niña tendrá que superar sus miedos y formar su propia realidad en este mundo con leyes distintas antes de poder regresar. Se siente la nostalgia tanto por lo tradicional que se pierde como por la infancia que se deja atrás.
En La princesa Mononoke, se muestra el choque entre el progreso y el mundo tradicional. La tecnología contamina la naturaleza como prerrequisito para el avance de la humanidad. Los protagonistas no son héroes que protegen el pueblo, sino personajes que se sitúan a mitad de camino entre ambas rutas aparentemente enfrentadas.

En otra línea similar a Akira tenemos Ghost in the Shell (el fantasma en la cáscara), basada en el manga de Masamune Shirow. La trama es una intriga policial en un futuro en el que la tecnología invade la vida cotidiana (como en otras de las obras de Shirow). Aunque el oscurantismo de la trama hace difícil su comprensión, el objeto no es un despliegue de efectos especiales, sino tratar un tema mucho más profundo; ¿qué es lo que hace humano a un humano? La protagonista, una cyborg que sólo conserva el cerebro orgánico, se hace esta pregunta a lo largo de la película. El anime, a diferencia del cine convencional de acción al que nos tiene mal acostumbrado Hollywood, plantea de manera habitual estas y otras preguntas; la profundidad de las tramas y los futuros tecnológicos que se generan es uno de los motivos por los que me gusta el anime.

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