domingo, 23 de noviembre de 2008

Manga

Manga es una palabra japonesa que significa, literalmente, dibujos caprichosos o garabatos. De manera general se refiere a un tipo de comic o historieta procedente de Japón, fácilmente identificable por sus característicos dibujos. Pero no voy a escribir sobre todo esto ya que viene más y mejor en la wikipedia.

Para mí un cómic, o para este caso un manga, es otra manera de contar una historia, igual que lo son el cine, la literatura, o la música. Es un vehículo. Y las historias a veces son muy fáciles de entender y participan superhéroes, o son cómicas y participan niños, gatos o incluso políticos; y otras veces son más personales, y te hacen reflexionar sobre la política, el amor, el tiempo, los sueños. A mí me gustan estas últimas.

El mundo manga es inmenso y en Japón está mucho más extendido de lo que está en occidente. Allí lo leen las chicas y los chicos por igual, a todas las edades. Lo cual da una idea de la amplitud de temática y de formatos que abarca.

Yo me inicié en el manga con Alita, ángel de combate. Alita es un cyborg (un humano con cuerpo mecánico) que vive en la desoladora Ciudad de los Desperdicios, formada de los restos que caen de una misteriosa ciudad flotante llamada Typhares. En la Ciudad la tecnología y la miseria se hermanan y la violencia es plato corriente. En este ambiente un idealista doctor, Ido, encuentra a Alita entre los desperdicios y repara su cuerpo, aunque no es capaz de devolverle su memoria. Poco a poco se da cuenta de que Alita es mucho más que un simple cyborg; domina el Panzer Kunst, una técnica de combate olvidada, y recuerda fragmentos de una vida en Marte.
La historia lleva a Alita desde sus primeros comienzos como cazarrecompensas, a estrella del Motorball, un sangriento deporte-espectáculo a trescientos kilómetros por hora, y a agente del gobierno oculto de Typhares. A través de estas etapas descubrimos la esperanza entre la miseria de una ciudad inmisericorde, la humanidad bajo el caparazón de metal y los eternos conflictos sobre el poder, el miedo, la superación personal, la soledad, la responsabilidad sobre la propia vida... es un manga completo e inolvidable, repleto de acción y con personajes que te hacen llorar y reír.

Otro manga sobre el que no tengo palabras es El lobo solitario y su cachorro. Éste es ya un manga antiguo en cuanto a diseño y técnicas, pero la historia que narra es asombrosa porque muestra un cuadro increíblemente realista de la vida en el Japón medieval. El hilo conductor es el ronin Itto Ogami, antiguo albacea oficial del shogun que es víctima de un complot político por el que pierde a su familia y se convierte en un proscrito. Itto decide vengarse y llevando consigo a su hijo superviviente de tres años, Daigoro, emprende una ruta -lo que él llama "el camino del infierno"- que le lleva a recorrer Japón, viviendo como un sicario y asesino. Todo tipo de personajes se verán relacionados con él, tanto campesinos, como samurais, cargos oficiales y religiosos; y unos y otros revelan su alma en historias de honor, villanía, vergüenza y triunfo. Mientras Itto y su hijo persiguen su anhelo de venganza, se dibuja el perfil de una sociedad y de sus contradicciones, y el terrible peso de la vida de un samurai.

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