martes, 16 de septiembre de 2008

16 de Septiembre - Un dragón azul

Bueno, pues parece como si estuviera todo el día metido en internet escribiendo en el blog... lo que pasa es que paro de cuando en cuando, unas veces me tomo un té y otras entro en un cibercafé. Es lo mismo que si me parara a escribir en el cuaderno, pero así me es más fácil (excepto por las tildes y la eñe).

Hoy cambié los planes que tenía. En vez de visitar el sur de Kyoto, lo he dejado para mañana, porque así entra en validez el JRP y me ahorro unas pelillas en el tren. Asi que hoy ha sido "día libre".

Antes de nada voy a anotar unas cosas que me han sorprendido. Primero, las bicis. Hay muchas, Kyoto es una ciudad prácticamente llana. Lo que me sorprende es que van todas todas por la acera, da igual lo atestada que esté la calle. Es un poco incómodo. Como me paso el día andando, también me he dado cuenta de que los kyotenses andan poquito; prefieren coger el autobús, metro, bici o coche. Son unos cansaos. Ahora, cuando andan, ya puedes pegarte al de enfrente, porque al igual que los chinos utilizan todo el espacio físico disponible. Mis zancadas largas deben desconcertarles porque se me cuelan delante todo el rato, y me dan coces por detras. Voy a tener que andar como Chiquito.

Hoy volví a entrar a la estación de Kyoto, que es una maravilla. Desde allí cogí el autobús hacia el centro; había localizado un par de sitios donde venden kimonos de segunda mano. Los autobuses, por cierto, tienen la costumbre de parar el motor en cuanto pillan un semaforo, y no es que estos sean especialmente largos. Yo creo que esta costumbre no es muy buena para el motor, y hoy lo he comprobado porque justo a la distancia a la que la estación deja de estar cerca para estar lejos, el autobús paró en un semaforo para no arrancar. Así que me dije que mis piernas no se paran e hice el resto andando.

La tienda de kimonos estaba escondidísima; de nuevo la amabilidad kyotuna me llevo al lugar. La dueña me estuvo explicando los distintos tipos de kimono y me dejó probarme algunos. No he podido resistirme y me he comprado un kimono formal, con su obi, hakama y haori. Me hace mucha ilusión, es una pasada, y además es de mi talla, cosa que no pensaba encontrar de segunda mano (de primera mano ni siquiera me lo puedo plantear porque cuesta un huevo).

Después, cogí otro autobús -pongo ojos de sospecha cuando para en los semaforos- para visitar de nuevo el Templo del Agua Pura... ¿por qué? Pues porque he leido que durante tres días hay un matsuri en el templo; se trata del Seiryu-e matsuri. Dice la leyenda que un dragón azul baja durante tres días al templo a beber el agua del manantial. El dragón esta hecho de papel washi y es llevado por monjes que soplan caracolas. Muy chulo.



El resto del día me dediqué a recorrer Gion, porque me quede con ganas de ver más. Ya me lo he pateado casi entero y he descubierto que el templo misterioso que vi el primer dia (con los farolillos de luz) es el Santuario Yasaka. El templo Chion-in, desgraciadamente, cierra muy pronto y no lo he podido ver. También encontré el infame Gion Corner, lugar que, según todas las guías, es el destino preferido de los turistas americanos deseosos de ver lo mas típico sin complicaciones.

Como las piernas aún no se me habían caído decidí pasear por la calle más reputada de comercios, Teramachi, al otro lado del río. Ah, las grandes masas de gente.... me quedé con los ojos como platos, ahí sí que estaba la sociedad en pleno, dedicada de lleno al mercadeo y consumo. Es un cosmos distinto y la avalancha de información es tal que tu cuerpo te traiciona, al fin como un turista, con los brazos en jarra y la boca abierta, mientras paseas por las calles de oro de un incesante trasiego por teléfonos, joyas, manga, fotomatones, templos, todo mezclado y entrelazado.

4 comentarios:

Alberto Sotillo dijo...

Que envidia que me das. Y cómo se nota que lo estás disfrutando. Me alegro un montón por ti. A tu vuelta quiero que nos reserves una tarde para enseñarnos las fotos y contarnos las historias que te están aconteciendo. Saludos desde España.

PD: Has visto? Con tildes y eñes :D

Anónimo dijo...

Hombre, yo creo que si apagan los motores es para ahorrar energía y no me parece mal. De hecho, los nuevos coches que están sacando ahora marcas como BMW y Mercedes hacen eso automáticamente.
Te compraste un kimono? yo no vi ninguno chulo de verdad pero tb es cierto que no miré demasiado.
Besos!

Isma dijo...

A mi tampoco me parece mal que apaguen el motor. No tengo muy claro que realmente reduzca el consumo de combustible (creo que el arranque implica un pico de consumo), pero si que reduce el nivel de ruido. Me parece mal, eso si, que dejen tirados a los pobres viajeros...

Alberto; ya te dare a ti enies y tildes cuando regrese :P

Isma dijo...

Mientras subo las fotos, por cierto, podeis mirar el siguiente enlace para ver como queda un kimono formal.